Como bien sabes, Cómete la Vida es un blog de alimentación práctica, donde puedes encontrar, en varios de sus artículos, cómo ahorrar tiempo a la hora de cocinar y planificar tu menú semanal.
Sois muchas las personas que me habéis preguntado: ¿cómo lo haces para comer sano cada día y preparar platos diferentes? Hace unas semanas os hablé del Batch-cooking, el método ideal para tener tu comida ya preparada sin tener que cocinar cada día.
En el artículo de hoy iré un paso más allá y voy a hablarte de lo que debes tener en cuenta para que comer en la oficina no suponga un esfuerzo extra para ti, tu tupper sea la envidia de todos y que tu energía y capacidad de concentración no decaiga después de comer:
Lo ideal para comer en la oficina
Lo mejor es que hagas una media mañana ligera, una comida que sacie tu hambre y una pequeña merienda en lugar de unificar todas esas calorías en la hora de la comida. Al saciar tu hambre, hablo de quitar la sensación de hambre, sin llegar a estar lleno. Esa sensación de pesadez en el estómago te traerá consecuencias, como por ejemplo:
- Incomodidad
- Posibles gases
- Sueño
- Digestiones pesadas
- Cansancio
Y si a esa comida abundante, le añades alimentos ricos en grasas, todos estos efectos se multiplicarán.
¿Cómo evitarlo?
1.- Incluye una ración de verdura cruda, aunque sea de guarnición, para así obtener una mayor sensación de saciedad sin la necesidad de estar aportando muchas calorías.
2.- Come tranquilamente y alejado de la pantalla de tu ordenador. Unos 25-30 minutos serán suficientes para comer tu plato y despejar tu mente. La manera de comer influye y mucho en tu digestión posterior, ¡más de lo que crees!
3.- Evita platos con salsas, fritos y gratinados. Lo mejor es que acompañes tu plato con una cucharada de aceite de oliva crudo.
4.- Los hidratos de carbono pueden convertirse en tus aliados para rendir al máximo en la oficina durante la tarde. Te aconsejo que incluyas una pequeña cantidad de pasta o arroz integral o legumbres en tu plato, para que así tengas energía durante mucho más tiempo. Tu cuerpo y sobre todo, tu mente, te lo agradecerán.
5.- El postre puede ser la clave de todo. Entre las mejores opciones, tienes para escoger entre una pieza de fruta, un yogur desnatado o un té verde o negro. El café puede que dificulte tu digestión e incluso la absorción de muchos nutrientes, por lo que te aconsejo que lo dejes para la merienda.
Escucha tu cuerpo, dale lo que necesita en cada momento y… ¡Cómete la Vida!
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