Cada año ocurre lo mismo: en verano, damos paso a los platos frescos y en invierno, en cambio, a los calientes. Es lo que te pide el cuerpo y eso es innegable. Cuando hablamos de llevar a cabo una dieta sana y equilibrada, nos referimos también a la temperatura de los platos ya que, tanto en invierno como en verano, debemos incluir en nuestra alimentación tanto comida fría como caliente.

Las ventajas de comer la comida fría en invierno

comida friaCuando hablo de comida fría, me estoy refiriendo a la comida cruda o sin apenas cocinar, hecha con cocciones cortas. Entre otras ventajas, las principales son que:

1.- Ingieres una mayor cantidad de vitaminas y minerales, vitales para evitar la epidemia de resfriados que vivimos estos meses.

2.- Obtienes una mayor saciedad, ya que tu cuerpo digiere mucho más lentamente los alimentos crudos que los que están muy cocinados.

3.- Estimulas la capacidad que tiene tu cuerpo para regular la temperatura corporal, lo que significa que tus defensas se mantendrán fuertes.

4.- Pierdes peso, ya que se ha demostrado que combinando alimentos crudos con los cocinados, ingieres una menor cantidad de calorías y, por lo tanto, ayudas a que la pérdida de peso sea efectiva.

¿Cómo incluir la comida fría en invierno?

Al encontrarnos en uno de los meses más fríos del año, vamos a centrarnos en poner en práctica pequeños trucos para poder así incluir la comida fría en tu día a día, aunque tu cuerpo no te lo pida:

1.- Si te dispones a comer una ensalada cruda, añade uno de sus ingredientes cocinado. Puedes añadir unos tacos de carne pasados por la plancha, un poco de salmón/atún marcado previamente en la sartén o unas verduras salteadas.

2.- Siguiendo con las ensaladas, otra posibilidad es el acompañarlas con un aliño caliente. De esta manera, conseguirás atemperar tu ensalada de una manera mucho más homogénea e integrada.

comida fria3.-Si te dispones a comer o cenar un plato frío, toma antes una taza de caldo o crema de verduras caliente. Te ayudará a atemperar tu cuerpo y que así te apetezca más comer algo más frío después.

4.- Las legumbres serán tu perfecto aliado, ya que puedes preparar infinidad de platos hirviéndolas previamente y acompañándolas con verduras crudas o salteadas durante un corto periodo de tiempo. Mantendrás así las verduras vivas y tu plato será 100% completo.

5.- Es muy práctico si combinas, en un mismo plato, un alimento (el principal) caliente con una guarnición fría o viceversa, como por ejemplo: pescado a la plancha acompañado de tomate fresco o pollo asado con anacardos, zanahoria y espinacas crudas.

Encuentra el equilibrio en cada uno de tus platos y… ¡Cómete la Vida!