La microbiota es la población bacteriana que tenemos en nuestro intestino. Por muy raro que pueda sonarte esto, esa microbiota es la encargada de mantener tu intestino sano y fuerte, siempre y cuando la cuides como es debido.
Los alimentos prebióticos y probióticos juegan un papel beneficioso para ella. ¿Quieres conocer qué técnicas puedes aplicar en tu día a día para beneficiarte de un intestino sano y feliz? ¡Adelante! Te invito a seguir leyendo si quieres descubrir 2 sencillas prácticas para alimentar el intestino correctamente, evitando así digestiones pesadas.
¿Cómo se puede alimentar el intestino?
Una buena práctica es la de enfriar un alimento que contenga hidratos de carbono. Estas son algunas de las ideas que puedes poner en práctica desde hoy mismo.
Tras congelar el pan en finas rebanadas y tostarlo justo antes de comerlo, sobrevivirá solo el almidón que resista ese brusco cambio de temperatura. Este se convierte en almidón resistente y será el encargado de mantener tu microbiota sana. Algo tan sencillo como comprar el pan ya rebanado para meterlo en el congelador te aporta las mismas calorías y más nutrientes a tu microbiota intestinal. La pregunta del millón: «¿tengo que esperar a que se descongele el pan antes de comerlo o puedo tostarlo directamente?» Puedes tostarlo en la tostadora nada más sacarlo del congelador.
Otra práctica muy sencilla y común es la de enfriar las legumbres en la nevera después de haberlas cocinado. Ya te he hablado del método batch-cooking en este blog, el cual te permite, además de ahorrar muchísimo tiempo en la cocina, tener tus comidas y cenas ya preparadas de antemano. Por si fuera poco, nutrirás las bacterias de tu intestino sin aportar ni una caloría de más a tu cuerpo por culpa, de nuevo, del almidón resistente a los cambios de temperatura que sufren esas legumbres.
Sois ya muchos los que me habéis preguntado si es bueno tener la comida ya lista en la nevera durante días. Pues bien, una de las ventajas, en el caso de las legumbres, el arroz y la pasta es que al cocinar, después enfriar y volver a calentar ese plato de nuevo, el tipo de almidón que te comes es el más resistente, es decir, ese que alimenta las bacterias de tu intestino y que gracias a ellas lo mantienen sano y libre de posibles infecciones.
Empieza hoy mismo a alimentar el intestino a la vez que cuidas de tu cuerpo y… ¡Cómete la Vida!
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