En Cómete la Vida, hemos ofrecido la opción de la consulta online desde el primer día, pero el 13 de marzo del 2020, debido al confinamiento, pasó a ser la única opción para poder pasar consulta hasta que pudimos volver a vernos, de manera presencial, el 11 de mayo.
Desde entonces, sois muchas las personas que habéis querido continuar con la consulta online pero, por otra parte, sois muchas otras las que seguís con la duda de optar por la consulta online en un momento dado. Yo, personalmente, disfruto muchísimo la consulta presencial, pero entiendo que hay determinados momentos en los que la consulta online puede sernos de gran ayuda, de la que se aprende muchísimo y es algo a valorar y a tener en cuenta.
Con este artículo, no pretendo convencer a nadie de que una opción sea mejor que la otra. Mi objetivo es dar mi opinión con respecto a la consulta online basándome en mi propia experiencia y, si sirve para solventar las dudas que pueda haber al respecto, ¡mejor que mejor!
Las ventajas de la consulta online
1.- COMODIDAD.
Es la mayor de las ventajas tanto para el profesional como para el/la paciente. Desde casa, tu puesto de trabajo, tu 2ª residencia… tú decides desde dónde prefieres conectarte.
2.- LIBERTAD.
Al ser online, tan solo necesitas tener una buena conexión de internet y una buena iluminación, por lo que existe mucha flexibilidad en este sentido.
3.- SEGURIDAD.
Dada la situación de pandemia actual, no hay contacto y, por lo tanto, la posibilidad de contagio entre el profesional y el paciente es inexistente.
Pero, no es lo mismo que la consulta presencial…
Obviamente, el formato online no es lo mismo que vernos en persona. Somos seres sociales y estamos muy habituados a acudir a consulta de manera presencial, pero las ventajas que ofrece la consulta online no las ofrece la presencial.
El trato, la cercanía, la escucha activa y el grado de empatía que pueda haber en una consulta online dependen, en gran medida, de quién esté al otro lado de la pantalla. Aquí es donde el profesional debe estar muy bien formado y tener en cuenta que no es solo encender la cámara, poner buena cara y pasar consulta, ya que la energía y el esfuerzo deben ser mayores aún al de la consulta presencial para poder llegar a la persona que está al otro lado de la pantalla.
En definitiva, no se trata de elegir una u otra opción, sino de tener ambas en cuenta para poder adaptarnos a todas las opciones que tenemos disponibles de la manera más cómoda y agradable para nosotros/as mismos/as.
Haz la elección que más se adapte a tu situación actual y… ¡Cómete la Vida!
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