Hace unos meses, os hablé en este blog sobre la gran variedad de tipos de pan que nos encontramos hoy en día. Pero hay un ingrediente que tiene que ver y mucho con el pan y que se utiliza también para elaborar pastas y cereales: la harina. Es cierto que con el incremento de la población celiaca, la harina de trigo tradicional, la de toda la vida, ha ido ganando detractores poco a poco.
La gran pregunta es: ¿qué harina debemos escoger? Depende. ¿De qué? De lo que vayamos a cocinar. Así es, cada plato (ya sea dulce o salado) tiene su propio tipo de harina. Además, como siempre digo, en la variedad está el gusto. ¿Y por qué digo esto? Porque como veréis en el artículo de hoy, cada tipo de harina nos aporta diferentes texturas y nutrientes. Por lo tanto, cuanta más variedad (y no cantidad), ¡más nutrientes!
En el artículo de hoy, en concreto, hablaremos en todo momento de harinas sin gluten, es decir, aptas para celíacos (y no celiacos).
4 tipos de harinas sin gluten:
Para empezar, voy a diferenciar los distintos tipos de harinas sin gluten en 4 grandes grupos, dependiendo de su origen:
De cereales.
Estas harinas han sido elaboradas a partir de los siguientes cereales:
Arroz integral: papilla, tempuras y rebozados (cocina japonesa), salsas (a modo de espesante).
- Maíz: papilla, bizcocho y bechamel.
- Teff: tortitas, crepes, bizcocho (sin huevo).
- Mijo: papilla y crema mucho más digestiva.
- Avena: galletas, pan y bizcocho.
- Centeno: empanadas y bizcocho.
- Kamut: galletas, magdalenas, pizzas, pasta fresca, pan y rebozados.
De pseudo-cereales.
Son harinas sin gluten obtenidas a partir de:
- Quinua: bechamel, galletas y magdalenas.
- Trigo sarraceno: al igual que la harina de teff, es ideal para elaborar tortitas, crepes y bizcocho (sin huevo).
- Amaranto: es la mejor para elaborar bechamel.
De legumbres.
Porque no todas las harinas vienen de la familia de los cereales, también podemos obtenerlas de las siguientes legumbres:
Garbanzo: mezclada con agua, es el mejor sustituto del huevo.
- Soja: al igual que la quinua, es la idónea para preparar bechamel, galletas y magdalenas.
- Guisante: perfecta para hacer sopas y cremas con cierta textura.
- Lenteja roja: al igual que la de guisante, se utiliza para elaborar sopas y cremas.
- Algarroba: al ser dulce, se utiliza en la elaboración de postres como sustitutivo del cacao en polvo.
De frutos secos.
Almendras y castañas: las harinas obtenidas a partir de frutos secos nos sirven para elaborar pan y pastas.
La obtenida de las almendras nos aporta mucho potasio y poco sodio, lo que la hace un ingrediente perfecto para reducir el colesterol y la presión arterial y nos ayuda a mantener la glucosa en niveles óptimos. Por su lado, la harina procedente de las castañas, al ser un fruto seco con muy bajo aporte en grasa (aunque muchos puedan pensar lo contrario) es apta para tomarla incluso cuando estamos intentando bajar de peso.
Elige un plato, escoge la harina más adecuada, prepara la receta y… ¡Cómete la Vida!
Imágenes obtenidas de www.forksoverknives.com, www.recipeshubs.com, www.cuerpomente.com.
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