Empezamos el año y, aunque hayamos vivido unas Navidades diferentes, hay algo que sigue repitiéndose año tras año en enero y es la necesidad que tenemos de compensar los excesos que hemos cometido en Navidad.
Esto es algo que tiene mucho que ver con la mentalidad dieta, en la que manda el «todo o nada». Nos han enseñado que hacer dieta o estar a dieta significa sacrificio, restricción y control, entre otros, pero esto es algo que se aleja mucho de obtener un buen estado de salud.
Porque la buena salud no solo tiene que ver con lo físico, si no que también tenemos que tener en cuenta lo psicológico sin olvidarnos de dejar un espacio para la vida social. Por ello, te propongo mejorar tu salud sin hacer dieta, ya que es la manera de hacerlo realmente SIN aumentar tu frustración y tu rigidez.
Cómo mejorar tu salud sin hacer dieta
Buscar el equilibrio es fundamental si queremos dejar atrás esa mentalidad del «todo o nada». Por ejemplo, si solo nos cuidamos cuando estamos a dieta o en modo dieta, cuando no lo estemos, haremos todo lo contrario, es decir, que en realidad no nos ayuda a la hora de mejorar la salud.
Si nos centramos únicamente en bajar el número de la báscula, no nos estamos dando cuenta de que ese número nos da una información incompleta, ya que no estamos teniendo en cuenta el cambio en nuestra composición corporal y los cambios que provoca el líquido corporal en nuestro día a día.
Además, no todo es perder peso ya que, como les digo muchas veces a las personas que acuden a consulta, el tener buenas sensaciones es muy importante. Me explico: si perdemos 5 kg en 2 semanas y nos sentimos cansados/as, malhumorados/as y débiles físicamente, no es un buen resultado. Si en lugar de 5 kg, perdemos 2 kg en esas 2 semanas y nuestras sensaciones son muy positivas, es cuando vamos por el camino correcto y eso es sostenible en el tiempo.
La flexibilidad es fundamental si queremos gozar de un buen estado de salud y hacer dieta como tal nos aleja mucho de esa flexibilidad, ya que la dieta la relacionamos con la restricción, el control y la frustración. Esta frustración es debida a que solemos ponernos unos objetivos irreales e inalcanzables, por lo que sería mejor que empezáramos por marcarnos objetivos realistas, alcanzables, realizables y sostenibles en el tiempo para que no solo consigamos perder peso, si no que esa pérdida de peso podamos mantenerla en el tiempo y disfrutemos del placer de cuidarnos desde la motivación.
Enfócate en la mejora de tu salud y no en hacer dieta y… ¡Cómete la Vida!
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