Cuando aprendes algo, sea en el ámbito que sea, es algo que te llevas ya para siempre. Y cuando dejas de lado el hacer una dieta más y te das la oportunidad para aprender a comer, te permite crear un estilo de vida con unos hábitos saludables y sostenibles en el tiempo. Siempre desde la comodidad y sin el sufrimiento que nos han vendido durante años.
Aprender a comer, ¿para qué?
1.- Para no hacer dieta nunca más
Una de las claves para que puedas mantener unos nuevos hábitos en el tiempo es que se acoplen y se adapten a tu situación actual y a tu día a día real, realizando pequeños cambios desde tu propia comodidad. El problema de las dietas estrictas es que vienen con fecha de caducidad. No se acoplan a nuestro día a día y encima nos generan mucha frustración porque no somos capaces de llevarlas a cabo, cuando lo que falla es su planteamiento ya desde el inicio.
2.- Para disfrutar del placer de comer y cuidarte
Siempre se ha dicho que para perder peso, hay que sufrir y pasar hambre pero, si comer es un placer, ¿por qué no disfrutamos del placer de comer también mientras cuidamos de nuestra salud? Además, de esta manera, disfrutarás más del proceso de cambio y esto aumentará tu motivación.
3.- Para liberarte de las restricciones
Lo que hemos podido comprobar en el último año es que no es agradable vivir con restricciones y que ello es un detonante clarísimo del aumento de los niveles de ansiedad. Por lo tanto, podemos asegurar que a mayores niveles de rigidez, mayores niveles de ansiedad y, por lo tanto, mayor ingesta de productos procesados, ricos en grasas y azúcares. Por si fuera poco, en el momento en el que las restricciones entran en juego, nos empujan al descontrol posterior.
4.- Para vivir con flexibilidad y equilibrio
Cuando hablamos de flexibilidad, hablamos de encontrar un término medio, dejando de lado el «todo o nada». La flexibilidad nos permite vivir desde la libertad de decidir lo que «quiero» y «no quiero» comer, alejándonos de lo que «puedo» o «no puedo» comer. Además, esta libertad nos proporcionará el equilibrio necesario para dejar las restricciones y el descontrol de lado.
5.- Para que tu motivación sea tu propia salud
La pérdida de peso suele ser el factor al que más importancia damos pero, ¿y si nos centramos en la mejora de tu salud? De esta manera, estamos evitando que nuestra motivación dependa del nº que marca la báscula. Y más sabiendo que la pérdida de peso no solo depende de lo que comemos, si no que también depende de los niveles de estrés, el ejercicio, la hidratación, la toma de medicamentos y el descanso, entre otros muchos factores. En cambio, si centramos nuestra motivación en la mejora de la salud, siempre estaremos motivados (en mayor o menor grado) ya que siempre vamos a tener un motivo para seguir o retomar los buenos hábitos adquiridos.
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